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Volvemos con unas historias de Capbuit, hoy tengo una historia que contaros sobre algo que le ocurrió a Capbuit con las tarjetas de memoria y por supuesto, la conclusión y aprendizaje que sacó Capbuit de su historieta.
Por aprovechar cualquier momento para hacer fotos
Normalmente Capbuit suele tener varias fotos de paisaje planificadas en distintos lugares y con distintas condiciones meteorológicas para así poder aprovechar cualquier rato libre que le quede algún día para coger coche y salir disparado hacia el lugar elegido ese día.
Así que un día cualquiera vio que le quedaba un hueco al atardecer y decidió irse a una zona de costa en plena montaña para hacer algunas fotos durante la puesta de sol.
Era pleno invierno, así que atardecía pronto, después de comer se dio cuenta que tenía muy poco margen de tiempo para llegar hasta ahí. Tenía unos 45 minutos de coche, pero la parte buena era que iba a dejar el coche a no más de cinco minutos del lugar elegido para las fotos.
Así que sin prisas pero sin pausa metió la mochila en el maletero y se puso en marcha. 10 minutos de autopista y algo más de media hora de carretera de montaña, los últimos 15 minutos de curvas y más curvas cerradas por la montaña para bajar a la costa.
Pero al fin llegó al mar y mochila a la espalda fue andando tranquilamente hasta el lugar elegido mientras iba bajando el sol.
Llegó, sacó todo el material fotográfico que necesitaba, situó el trípode, la cámara y esperó un poco.
El cielo se estaba poniendo espectacular, el mar estaba en calma y había algunas nubes que estaban poniéndose super coloridas.
El sol seguía bajando y dándole más y más color al cielo, que junto al mar en calma estaba dando lugar a un paisaje extraordinario.
Así que había llegado el momento, Capbuit se levantó, colocó el portafiltros con un filtro degradado de densidad neutra, hizo algunos ajustes en la cámara y con el mando disparador hizo una primera foto.
Al verla en la pantalla LCD de la cámara, quedó tan maravillado como extrañado.
No entendía nada, le había quedado una maravilla de foto en el primer disparo, pero justo en la esquina superior aparecía un mensaje en rojo con cuatro letras, D, E, M, O…
Tardó unos segundos en reaccionar. Pero en cuanto se dio cuenta de lo que ocurría…
Mierda, se estaba poniendo el sol y no había metido tarjeta en la cámara!
Cooooorree hacia la mochila… pero… qué estaba pasando? No encontraba la tarjeta de memoria por ningún sitio!
Justo en ese momento le vino a la mente la imagen de una tarjeta de memoria sobre el escritorio y la otra a su lado metida en el lector de tarjetas.
Aún así en un intento absurdo de falsas esperanzas, volvió a disparar otra foto. Volvió a aparecer una fantástica imagen y el aviso de que era una imagen de demostración, de DEMO.
Pensó por un momento que igual las fotos se quedaban guardadas en alguna especie de memoria interna de la cámara. Aunque sólo pudiese guardar 3 o 4 fotos, algo podría hacer, podría revisarlo en pantalla y borrar las que no quisiese.
Por lo menos volvería a casa con 3 o 4 fotos de ese fantástico atardecer…
Pero no, tras disparar otra foto e intentar revisar la primera, ésta había desaparecido. Al intentar revisar la que acababa de hacer, también había desaparecido. Las fotos se guardaban unos segundos y luego se borraban automáticamente.
No había nada que hacer más que sentarse y disfrutar del momento, pese a la decepción, a la rabia por haberse olvidado las tarjetas, incluso al cabreo, decidió sentarse sobre una roca y contemplar la puesta de sol.
Iba a volverse a casa sin fotos, pero años después todavía recuerda esa puesta de sol y le vienen a la mente esas imágenes que nunca existieron más allá que durante unos segundos.
Así que al llegar a casa Capbuit hizo dos cosas, la primera, coger las dos tarjetas de memoria, una meterla en la cámara y la otra en la guantera del coche.
La segunda cosa que hizo fue comprarse otras dos tarjetas de memoria para tener de repuesto y no tener que sacarlas nunca todas de la mochila.
Nunca ha tenido que utilizar la de la guantera del coche, pero las dos que lleva de repuesto en la mochila le han salvado más de una vez.
La recomendación
Así que es algo que nos recomienda encarecidamente, tener el doble de tarjetas de memoria como puedas utilizar en un día.
Por ejemplo, si en un día normal usas una tarjeta de memoria, mejor ten dos, una en la cámara y otra en la mochila, así al llegar a casa sacarás la tarjeta de la cámara, descargarás las fotos pero seguirás teniendo una tarjeta lista en la mochila.
Si en un día, normalmente utilizas tres tarjetas, pues mejor tener seis, así tienes de repuesto en la mochila.
Si además metes una en la guantera del coche por si algún día cambias de mochila o lo que sea, mucho mejor.
Yo por ejemplo tengo 12 tarjetas de memoria de 32gb y de 64gb. No porque utilice cada día seis tarjetas, de hecho en un día normal no suelo utilizar más de 2 o 4 tarjetas. Digo 2 o 4 porque siempre trabajo con dos tarjetas en las dos ranuras de la cámara haciendo copia de seguridad.
Pero como parte del trabajo lo hago en el estudio y parte en casa, estoy llevando tarjetas siempre de un lado a otro y es muy fácil que se me queden tarjetas en casa o en el estudio.
Teniendo tantas tarjetas consigo tener siempre 4 o 5 en la mochila y nunca me encuentro en un trabajo sin tarjetas. En el peor de los casos me podría encontrar sin poder poner las dos tarjetas en las ranuras, pero no sin tarjeta.
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